Alfred Eric Leslie Satie
Compositor, pianista
Francia
1866- 1925
Minimalismo, Impresionismo
Considerado una de las figuras más influyentes en la Historia de la música.
Ramón Casas. "Al aire libre" retrato del compositor Erik Satie, titulado "Un bohemio"
La juventud de Erik Satie transcurrió entre Honfleur, en la baja Normandía, y París.
En 1879, Satie entró al conservatorio de París, donde pronto sus maestros le etiquetaron como falto de talento.
Lo que casi nadie sabe es que este genio admirado universalmente era, en realidad, una especie de vagabundo. Nadie desentonaba más en los salones aristocráticos que Satie. No obstante, en París se hablaba mucho de su talento. Los que lo escuchaban tocar se transportaban de inmediato a un mundo de sencillez y de naturalidad que no se imaginaban. Acostumbrados como estaban a la música grandilocuente y estruendosa de Wagner, de pronto se hallaban ante un compositor modesto, por decirle de algún modo.
Un día, un joven compositor, muy impresionado porque mucha gente hablaba de su música, entró a una tienda de música y preguntó: "¿Tiene música de Erik Satie?". Se cuenta que el empleado lo miró entonces con mucho desprecio y le respondió: "¿Satie?, ¿se refiere usted a ese señor que se dedica a componer valsecitos y canciones de cabaret? No, aquí no vendemos nada de él". Este empleado no se imaginaba que poco tiempo después iba a organizarse un concierto de homenaje a Satie y que el famosísimo Maurice Ravel iba a decir: "Quiero tener el honor de interpretar al piano las Gimnopedias".
Lo primero que hay que decir de este compositor tan innovador es que era disléxico. Como sus padres eran músicos, tenían la esperanza de que su hijo también lo fuera. Naturalmente, se dieron cuenta de su talento. Pero, al llegar al conservatorio, este joven se dio cuenta de que se confundía y no podía interpretar correctamente las partituras. De ahí que se interrumpiera su educación musical. Nada más que eso no lo detuvo, porque Satie siguió tocando y componiendo como él quería. A los 25 años, ya tocaba en el cabaret Le Chat Noir, en donde conoció a Claude Debussy. De entonces son sus famosas Gimnopedias, las cuales compuso en una ocasión en que tenía gripe.
Lo que casi nadie sabe es que este genio admirado universalmente era, en realidad, una especie de vagabundo. Nadie desentonaba más en los salones aristocráticos que Satie. No obstante, en París se hablaba mucho de su talento. Los que lo escuchaban tocar se transportaban de inmediato a un mundo de sencillez y de naturalidad que no se imaginaban. Acostumbrados como estaban a la música grandilocuente y estruendosa de Wagner, de pronto se hallaban ante un compositor modesto, por decirle de algún modo.
Un día, un joven compositor, muy impresionado porque mucha gente hablaba de su música, entró a una tienda de música y preguntó: "¿Tiene música de Erik Satie?". Se cuenta que el empleado lo miró entonces con mucho desprecio y le respondió: "¿Satie?, ¿se refiere usted a ese señor que se dedica a componer valsecitos y canciones de cabaret? No, aquí no vendemos nada de él". Este empleado no se imaginaba que poco tiempo después iba a organizarse un concierto de homenaje a Satie y que el famosísimo Maurice Ravel iba a decir: "Quiero tener el honor de interpretar al piano las Gimnopedias".
Lo primero que hay que decir de este compositor tan innovador es que era disléxico. Como sus padres eran músicos, tenían la esperanza de que su hijo también lo fuera. Naturalmente, se dieron cuenta de su talento. Pero, al llegar al conservatorio, este joven se dio cuenta de que se confundía y no podía interpretar correctamente las partituras. De ahí que se interrumpiera su educación musical. Nada más que eso no lo detuvo, porque Satie siguió tocando y componiendo como él quería. A los 25 años, ya tocaba en el cabaret Le Chat Noir, en donde conoció a Claude Debussy. De entonces son sus famosas Gimnopedias, las cuales compuso en una ocasión en que tenía gripe.
Retrato de Suzane Valadon by Henri de Toulouse-Lautrec.
Satie y Suzanne Valadon, pintora impresionista y madre de Maurice Utrillo, comenzaron un idilio en 1893. Pronto Valadon se mudó a una habitación cercana a la de Satie en la Rue Cortot. Satie se obsesionó con ella, llamándola «mi Biquí», y escribiendo notas apasionadas acerca de «su ser completo, ojos encantadores, gentiles manos y pequeños pies». Valadon pintó el retrato de Satie y se lo dio, pero seis meses después ella se mudó. Durante su relación Satie compuso sus Danses Gothiques, a modo de oración para hacer regresar la paz a su mente. Aparentemente, ésta fue la única relación con una mujer que Satie tuvo en toda su vida.
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