16/9/17

“Perseguint un blau que encara no he trobat i que sortosament mai trobaré”






El pintor de lo invisible...

Joan Ponç i Bonet

"Pintar és com estimar. No puc concebre cap d'aquestes coses sense intimitat absoluta ".
Ponç, pues, se puede entender como una especie de demiurgo, un chamán capaz de concentrar energías cósmicas, y eso siempre se convierte en un motivo perfecto para involucrarse con su macrocosmos. Sí. Joan Ponç es un personaje que no se acaba nunca. De los grandes. Un gigante con patas de ciempiés que dibujan obsesivamente los mecanismos secretos de la revelación.


El anecdotario que la rodea, sus escritos dietarísticos, sus creaciones, nos introducen dentro de algo inexplicable que atrae, fascina y, sobre todo, encanta. Y que contamina. Al igual que un cáncer blanco. Una existencia vivida al límite, empapada de profecía, pero sobre todo de visiones deformes que han anticipado el arte que estamos presenciando actualmente. Desacomplejado, radical, sucio, crudo, colorístico, hondo.




La pintura de Joan Ponç Bonet trasciende las fronteras del arte elevándolo a la dimensión de lo sobrenatural, de lo invisible. Para el pintor, el arte es “un medio para penetrar en el misterio”, para hurgar en los costurones de la memoria o de la locura, hasta lograr un atisbo de lo que es universal, perpetuo, inherente.


“Nunca he temido a lo terrible, pues siempre me ha enriquecido"
De esta suerte de trances; sus cuadros. Auténticos portales a mundos primigenios que consiguen arribar al umbral de nuestra realidad para instalarse en nuestro imaginario, haciéndosenos paradójica y extrañamente conocidos.


La leyenda fantástica de Joan Ponç...