no siente pasión por nada, ni tiene interés en esforzarse, dado que la vida, para él, es pasar de todo. No hay chispa en sus acciones, ni motivación para buscar el esfuerzo ante una sociedad que no le ofrece nada, ni en el presente ni en el futuro. Su existencia es puro pasotismo frente al transcurso de la vida y del tiempo, y nada cambia hasta el día en el que comienza a intimar con una nueva amiga llamada Z, a la que defiende de un castigo seguro. Será entonces cuando su día a día comience a cambiar, y una vida sin amistades, sin amor, sin absolutamente ningún tipo de sentimiento, se verá reconducida hacia algo muy diferente. Pero el chico conoce a chica no funciona en la vida como en el cine, por lo que X se encontrará con que los giros de tuerca que sufrirá su existencia serán continuados y que si bien él no siente nada por la vida, la vida sí siente algo por él.
X entrega triunfal todos sus trabajos y el director le dice que sabrá si se gradúa cuando en la ceremonia escuche o no su nombre. Al mismo tiempo le lleva el cuadro a su profesor de arte, y este le abraza de forma cariñosa, sin mostrarse el cuadro que ha pintado.
En la ceremonia X es llamado y recibe su título, con su madre entre el público. En ese mismo momento vemos a Z en el aeropuerto con D, sin ganas de subirse al avión.
X vuelve a la clase de arte para mirar el cuadro, que se trata de la cara sonriente de Z. Poco después aparece la chica, que ha decidido no seguir viajando. Juntos se sientan y miran la pintura. Se agarran la mano y se quedan mirando el cuadro hasta que X le pregunta a Z qué pretende hacer, y ella le dice que no lo sabe.
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