6/2/16

Legend di Venezia sotto la pioggia ...

Serenissima...



Venecia Palacio Ducal, mediados de siglo 19, Acero grabado.



Ponte dei Pugni,  está situado cerca de Campo San Barnaba. Entre las tantas historias curiosas de Venecia, este puente fue escenario de una antigua tradición que podría definirse como guerra de golpes (que claro, ya fue abandonada). Dos bandos familiares tradicionales (Castellani y Nicolotti) se encontraban para enfrentarse a puñetazos en la parte superior del puente, a veces a modo de duelos puntuales en la que alguno o varios de los contrincantes terminaban en el agua. Todo estaba relacionado con un conflicto que dos pueblos enfrentados importaron en la ciudad al mudarse algunos de sus habitantes. En el cuadro  se puede ver la facción Castellani con sus boinas y bufandas rojas, y los Nicoletti, en vestimentas negras, en una pintura (de Joseph Heintz il Giovane) que muestra que era un evento más que concurrido allá por el año 1673. Los encuentros a puñetazos eran incluso regulados por las autoridades, designando un sitio como el “puente de los puñetazos” habilitado para tales enfrentamientos, y solo autorizados entre septiembre y navidad.



Marius Pictor (1853-1924) - Gran Canal y la construcción de Fondaco Turchi-óleo sobre lienzo.




La Torre del Reloj (dell’Orologio, en italiano) está en el lado norte de la plaza San Marcos, encima del pasaje con forma de arco por el que se va a las Mercerías, la calle comercial más importante de Venecia. Fue realizada entre 1496 y 1506, y encima del arco se puede admirar un enorme reloj esmaltado de azul y dorado que marca las horas, las fases de la luna y el zodiaco. 
El reloj de los navegantes.
Cuentan...
... que un rey (con nombre y fecha: Carlos V de Francia en 1634) acusó a un relojero de haberse equivocado escribiendo IV, y que ante la defensa del relojero de que aquello era lo correcto, le obligó a cambiarlo por IIII y después lo ordenó matar.

Desde entonces, muchos han sido los relojeros que como protesta a este feroz castigo simbolizan el 4 de sus relojes con un IIII.
También cuentan que no se trata de protestas ni recuerdos románticos y que, simplemente, ambas formas son correctas, y que ya los romanos usaban el IIII en lápidas y esculturas por superstición. Para ellos el IV era símbolo de mal augurio ya que equivalía a las dos primeras letras del nombre del dios Júpiter (IVPITER).



Cultura y locura en la Isla de San Servolo... manicomio acuático.
Se cuenta que miles de enfermos murieron a lo largo de su estadía en la llamada “Isla de los Locos”: muchos de estos pacientes habrían cometido suicidio. En la actualidad la isla (que tiene un museo dedicado a narrar los eventos de este centro médico) carga con un pasado bastante oscuro, aunque, al contrario que con otros sitios famosos, no abundan los relatos sobrenaturales. El museo, quizás, no está interesado en “promocionar” esta parte oscura.

Los grupos que han visitado la isla en búsqueda de fantasmas narran ante todo visiones, apariciones, voces de mujeres y sobre todo maullidos de gatos.

 En 1995 la isla de San Servolo  fue elegida para abrir la Universidad Internacional de Venecia. Exacto: locura y cultura, juntas... buena combinación ...



Abordamos Venecia siguiendo los pasos de Hugo Pratt, el dibujante italiano de cómics que creó, entre otros personajes, a Corto Maltés. La prolífica imaginación de Hugo Pratt junto con el detallado universo biográfico, cronológico y de recreación exacta de escenarios reales hace que sus personajes cobren vida más allá de la pura imaginación. Realidad y ficción se entrecruzan tanto que al final no se sabe discernir cuál es cuál. Y ahí es donde se encuentra la magia. En esa intersección que une esos dos mundos paralelos aparece Corto Maltés, que nos espera en la entrada del hotel dispuesto a acompañarnos por su ciudad.





Adagietto de la Sinfonía n.º 5 en do sostenido menor de Gustav Mahler. La terminó en el otoño de 1902; Mahler irá y volverá sobre ella continuamente hasta el año anterior a su muerte.

Este movimiento fue inmortalizado en la película Muerte en Venecia, dirigida por Luchino Visconti. La película se basa en el libro de Thomas Mann, quien admiraba a Mahler al punto tal de llamar a su personaje Gustav, en su homenaje. Visconti, además lo refuerza transformándolo en músico (en el libro de Mann es escritor). La sinfonía n.° 5 acompaña a toda la película y el adagietto corona el trágico y triste final de la misma. Nadie que haya visto la obra de Visconti olvidará el exquisito cuarto movimiento de la quinta de Mahler.



Larga agonía...

No hay comentarios:

Publicar un comentario


adelante... deja tu mensaje sin oír la señal estás... en Blogger

Cuídate esas ojeras ;)